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miércoles, 4 de abril de 2012

Un chico de 12 años, víctima fatal del bullying

CLARIN
03/04/12 - 15:29

Se suicidó con una pistola de su abuelo. Su familia afirma que fue por las burlas y agresiones que sufría en las clases de educación física, a las que había pedido no ir más.

Las clases de educación física se habían convertido en una tortura para Víctor. Algunos de sus compañeros lo habían convertido en el centro de burlas y golpes, por los que una vez terminó en el hospital. No quería ir más. Pidió que se la cambiaran por otra materia. La directora del colegio le advirtió entonces que si no iba, repetiría el año. Esa misma tarde, en la casa de sus abuelos, tomó un arma y se disparó. Tenía 12 años.
Víctor Feletto se convirtió en una víctima fatal del acoso escolar o bullying. “Ellos son los culpables, me lo mató el colegio”, acusó José, su abuelo, destrozado. El chico asistía a la Escuela Media N° 13 de Temperley, en Lomas de Zamora. Temía la llegada de la hora de hacer ejercicio. “Eso era una brutalidad, uno lo empujaba, otro lo tiraba, porque eran chicos más grandes. Y todos hacen la vista gorda, el profesor que estaba y todo, incluso le dijo al nene o a la mamá ‘total, no importa un golpe más, un golpe menos’”, dijo el hombre en diálogo con Canal 26.
Según José, el temor de su nieto no era infundado. Durante una clase lo habían empujado y se golpeó el hombro derecho. Días después lo volvieron a tirar y cayó sobre el izquierdo. “Lo llevaron al hospital de Lomas porque ya era grave, le dolía más que el otro. Le encontramos hematomas”, dijo.
El viernes pasado la mamá del chico lo acompañó al colegio y habló con la directora sobre las agresiones que sufría su hijo. El nene intervino con un pedido: no ir más a las clases de educación física. Según la familia, la directora le advirtió que era una materia más y que debía cursarla, si no perdería el año.
A la salida del colegio, Víctor fue a la casa de sus abuelos, en Ingeniero Mitre al 1.000, también en Temperley. Jugó un poco con su abuela. Ella le prometió que le llevaría la comida al cuarto. “Fue a la cocina y al rato se siente un disparo. Va corriendo y no lo encuentra. El nene había pagado la luz. Se sentó frente al televisor, agarró una 22 y se pegó un tiro”, relató José.
Pese a que fue trasladado al hospital Gandulfo, no pudieron salvarlo.
La pistola era de su abuelo y estaba guardada en un cajón de un viejo mueble. El chico sabía que armas en la casa, reconoció el hombre. “Me sacaron la vida, me sacaron un brazo, me lo mataron”, se lamentó.

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