SOCIEDAD › UN CHICO DE 11 AÑOS MATO DE UN CUCHILLAZO A OTRO DE 12 PORQUE LE HACIA BURLAS
Página12
Viernes, 28 de octubre de 2011
Ocurrió en Villa Fiorito, en Lomas de Zamora. El nene recibió una cargada de su amigo y vecino, entró a la casa a buscar un cuchillo y le dio un puntazo. La víctima murió en el hospital, minutos después. La familia del chico agresor se mudó.
Eran amigos y vivían en Villa Fiorito, medianera de por medio, pero el mayor, de 12 años, solía burlarse del más chico, de 11. El miércoles a la tarde, Sebastián Merlo, el mayor, estaba en la puerta de su casa con otros amigos cuando pasó el menor: y se burló una vez más. El menor entró en su casa, tomó un cuchillo de mesa, salió a la calle y le dio un puntazo. “Me pinchó, me pinchó”, alcanzó a decir Sebastián a su padre, que caminaba por la vereda. Luego empalideció. Minutos después moría desangrado en el hospital Evita, de Lanús. El episodio “no tiene precedentes en Lomas de Zamora”, señaló a este diario Marisa Marco, fiscal general de Menores del distrito, quien también confirmó que “el chico es demasiado chico como para tener responsabilidad penal”, que es posible recién a partir de los 16 años. La funcionaria agregó que, a pesar de que “el caso es no punible”, “la ley establece que el fiscal tiene que investigar qué es lo que pasó y cuál fue la responsabilidad del chico”. Por ello, el niño, que está en libertad, pasó el jueves en los tribunales sometido a peritajes, acompañado por sus padres. Provisoriamente, la familia se mudó a otro barrio. “No sé cómo va a quedar esto, mi hijo ya está muerto”, dijo la madre del chico fallecido.
El episodio sucedió en la calle Conesa al 900, entre Ginebra y Bucarest, alrededor de las cuatro de la tarde del miércoles. “No está acreditado con certeza”, explicó la fiscal general Marco, pero la hipótesis sobre la que trabajaba la Justicia sostenía que el chico de 11 años habría sido “objeto de alguna burla o cargada” al pasar ante la puerta de la casa de Sebastián, quien se encontraba en compañía de otros chicos. De acuerdo con un jefe policial, tras eso el niño burlado entró en su propia casa, salió armado con un cuchillo tipo tramontina y atacó a Sebastián de un cuchillazo.
En ese momento, contó Osvaldo, el padre de Sebastián, “yo justo me iba al abogado con mi otra nena”, de modo que caminaba por la vereda. “Sentí el grito ‘papá, papá, me pincharon’, me di vuelta y (el nene) venía agarrándose la panza con una remera negra, tenía un tajito chiquitito”. Luego, “empezó a ponerse blanco y, como yo tengo un problema para caminar, había otro muchacho amigo que estaba sentado en una casa, y le pedí que lo lleven” a un hospital. En ese momento salió de su casa el padre del chico agresor y llevó al niño herido al hospital Evita, de Lanús. Sebastián murió mientras era atendido. Los resultados de la autopsia, que se realizó ayer, estarán la semana próxima. Sin embargo, fuentes de la investigación explicaron que “el cuchillo afectó el corazón del niño y le provocó la muerte en forma casi instantánea”.
Minutos después, el niño de 11 años era llevado por su madre a la Comisaría 5ª de Lomas de Zamora, que lo puso a disposición del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil del distrito. La causa se encuentra en etapa de instrucción bajo la responsabilidad de los fiscales Cristina Luzuriaga Vivot y Jorge Venzano.
El niño, cuya identidad no trascendió por disposiciones legales, fue definido por el padre de Sebastián como “un chico normal”, con el que su hijo mantenía “una relación normal de chicos comunes, de chicos que se pelean como todos los chicos de 11 o 12 años”. “Ellos se conocían, eran amigos, jugaban juntos”, señaló Osvaldo Merlo.
Consultada por este diario, la fiscal Marco señaló que el niño agresor no puede ser penalmente responsable y que no recuerda que existan antecedentes similares, “al menos no en Lomas de Zamora”. “Pero aunque no sea punible, la ley establece que la fiscalía tiene que investigar qué es lo que pasó y cuál fue la responsabilidad del chico”, señaló. Por ello “son importantes los peritajes: mediante peritajes psicológicos, de asistentes sociales, de psiquiatras infanto-juveniles, se establece qué pasó realmente. A eso se suman declaraciones de testigos. Y recién ahí el fiscal está en condiciones de establecer si va a pedir al juez de garantías que tome alguna medida”. Entre las disposiciones, la Justicia podría considerar “imponer al chico y a sus padres alguna medida como de tratamiento psicológico o psiquiátrico”.
La corta edad del niño agresor es la clave, explicó la fiscal Marco. “Si fuera un chico de 15 años, ante un homicidio el fiscal pediría una medida de seguridad que implique privación de libertad. Pero ante un chico de 11 no puede haber privación de libertad ambulatoria. Por eso el juez dispuso que permanezca en un domicilio preservado. Se lo sacó de su casa para resguardar su integridad física.”
El niño “está en manos de la Justicia”, recordó el subsecretario de Niñez, del Ministerio de Desarrollo Social bonaerense, Pablo Navarro. “Por eso, como sistema nos pusimos a disposición con los programas de Promoción y Protección de los Derechos del Niño y de Responsabilidad Penal Juvenil.” Navarro también señaló que se trata de “un caso excepcional”, en tanto ambos niños se encontraban escolarizados y en un marco familiar.
“La singularidad es lo que prima y no escuché al chico, pero por la información disponible es posible pensar que algo pasó en la trama social que protege a los chicos”, evaluó en diálogo con este diario la psicoanalista del Fuero Penal Juvenil bonaerense Graciela Pini. “Siempre existen cargadas en todos los ámbitos, pero acá podría pensarse que hubo una reacción ante algo ante lo cual el chico no tenía recursos para soportar.”
Dirección: Mario Goldenberg
Coordinación: Claudia Moggia
ESPACIO DE CONTENIDO LITERARIO
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domingo, 30 de octubre de 2011
miércoles, 19 de octubre de 2011
Cuando las armas rugen
Por Ana María Gómez
02-05-2007
Cuando las armas rugen, mueren las palabras. Tras el sonido brutal que producen las armas, se instala el silencio ominoso de la muerte. El asesino-suicida de Virginia no fue escuchado. Todo hombre, se dice, que está por morir, apela a un gran Otro. Hasta Cristo en la cruz, clamó: “¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!” Pero si el protagonista trágico en cuestión se hizo oír es ahora, cuando el silencio de las muertes ya impera. Antes lo escuchó Nadie. Y no fue escuchado porque tenía la boca sellada y porque quienes deberían haberlo hecho están sordos. Cho tenía la boca sellada y la impulsión al acto puesta al día, por un elemento, tan usual en el mundo pseudo científico postmoderno, que se llama psicofármacos que, se sabe, acalla el malestar y propicia el acto.
Cuando las armas rugen, mueren las palabras. Tras el sonido brutal que producen las armas, se instala el silencio ominoso de la muerte.
¿Podemos siquiera imaginar, el silencio que se habrá instaurado tras la explosión de Hiroshima?
En una escena de extraordinaria belleza trágica de la película “El pianista”, el protagonista emerge de su escondrijo a una Varsovia desvastada. El silencio impera y se impone: las armas tornan a los hombres y sus ruidos vitales, múticos.
¿Alguien puede dudar que el sonido de las armas de fuego se oye con claridad cuando son disparadas? No. Lo que no todos conocen es que algunos las escuchan y prefieren escuchar las “voces” de las armas más que las voces humanas.
Y hay una sociedad que, en gran medida, prefiere el sonido de las armas al de las voces de los seres llamados humanos sobre todo cuando estas pretenden decir de sus desarreglos. En los Estados Unidos de Norteamérica hay 200 millones de armas para un país que cuenta con 300 millones de habitantes. O sea: el 60% de la población está armada.
¿Qué le pasa a un grupo social que, como se dice, vive su historia “armado hasta los dientes”? Le ocurren muchas cosas que no pretendemos agotar en su stock de motivos, pero al menos, dar cuenta de algunos.
Sin el intento de convertir a los lectores en émulos de “Funes, el memorioso”, casi todos por experiencias propias o relatos ajenos, conservamos en la memoria, las películas de cowboys y de “indios” de nuestra infancia. Eran una fuente natural de juegos de la infancia: el “jugar a los indios”.
Con los años comenzamos a sospechar de la caballería americana –siempre con la trompeta afinada– que llegaba justo a tiempo para salvar a punta de rifle a los pobres soldados acechados y acosados por “pieles rojas” sanguinarios. ¡Cuánto más si eran esos prístinos colonos que migraban en las famosas carretas puestas en ronda para tratar de salvar el cuero cabelludo! A punta de rifle, ¡AL FIN!, terminaron con esos indeseables y poblaron el lejano oeste de gente como la gente.
El rifle tiene allí una larga tradición, como da cuenta el conocido “Club del rifle”.
Y comenzamos a sospechar cuando, por ejemplo, la caballería americana puesta al día, arribó a Vietnam y ya la cosa no fue a punta de Winchester sino con soplos de napalm.
En los Estados Unidos de Norteamérica, en algún momento se hace lugar a la segunda enmienda de su Carta Magna que expresa: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”. O sea que, “poseer y portar armas” es un derecho humano y no debe violarse. Hasta aquí pensábamos –sin razón para lo que se asevera– que el principal derecho humano era el derecho a la vida y hasta nuevo aviso, las armas exterminan la vida.
En esa sociedad se descuenta a los enemigos, internos y externos. ¿Una hipótesis paranoica? No olvidemos la fórmula de proyección sobre el otro que construye Freud con respecto a esta patología: lo odio–me odia. Si alguien pone tanta fuerza en su defensa es porque, en primer lugar, muchas veces, ha sido el primero en atacar.
Ahora bien, el problema es cuando esas armas se utilizan para lo que fueron inventadas. Una conductora de un telediario se preguntaba hace pocos días ante la consternación por la matanza de Virginia Tech si las armas valen más que las vidas. La pregunta es absurda: ¿para qué sirven las armas sino es para destruir vidas? Los señores de la NRA –“Club del rifle”– aducen que las armas son para propósitos defensivos o deportivos. ¿Es un deporte muy noble matar seres vivos, sean humanos o no humanos? Pero desde que tenemos conocimiento de la historia de la humanidad y de la lucha de unos contra otros, las armas sirvieron para exterminar al enemigo verdadero o supuesto –desde un hueso de mamut a un arma nuclear–.
Pero prosigamos. Un joven de 23 años –en este caso ni blanco, ni demasiado adulto y muchísimo menos “capacitado”, pudo– a pesar de tenerlo prohibido por sus dificultades psiquiátricas, o sea, psíquicas –adquirir potentes armas de fuego, y a merced de la psicosis que lo atravesaba y las drogas legales –léase psicofármacos– que lo impulsaban (estaba medicado con antidepresivos) llevar a cabo un pasaje al acto homicida-suicida. No solo se mató él: mató antes a 32 seres humanos.
¿Un hecho sin precedentes en el gran país del Norte? De ninguna manera. Hay un raconto trágico: 24 episodios semejantes en los últimos 15 años, -más de uno por año- 103 personas muertas, entre víctimas y victimarios, protagonizados en establecimientos educativos dispersos por varios estados de los Estados Unidos. Sus edades oscilan entre los 6 años y, mayormente, los 19. Como decimos, en todos estos casos, se trata se escuelas o universidades.
¿No es ya tiempo de comenzar –porque, evidentemente si hubieran comenzado han errado el camino– a preguntarse qué ocurre con esos seres que ultiman a semejantes y que, además y primordialmente, tienen acceso a armas de fuego? En el caso del niño de 6 años sustrajo una pistola de su casa y la usó; otros dos niños de 11 y 13 usaron fusiles comprados por su abuelo. O sea, que esas armas –y cargadas– estaban al alcance de los menores y estos las usaron para lo que las armas sirven: para matar.
El asesino-suicida de Virginia no fue escuchado. Todo hombre, se dice, que está por morir, apela a un gran Otro. Hasta Cristo en la cruz, clamó: “¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!” Pero si el protagonista trágico en cuestión se hizo oír es ahora, cuando el silencio de las muertes ya impera. Antes lo escuchó Nadie. Y no fue escuchado porque tenía la boca sellada y porque quienes deberían haberlo hecho están sordos.
“Soy nada más que un pedazo de mierda”, dice Hui ante la cámara en su testamento trágico.
Ese “pedazo de mierda” –en realidad un ser humano– sabía de vejámenes que muchos llamarán “normales”, pero que, evidentemente él, no pudo soportar: “ex compañeros del secundario, colaboraron para armar un retrato de Cho. Contaron que era un chico al que todos cargaban por su timidez y su extraña forma de hablar inglés. “... una vez, cuando fue forzado a leer una poesía en voz alta, “toda la clase comenzó a reírse, a señalarlo con el dedo y a decirle: « ¡Volvete a China!»”.
Luego, Cho, en su video, “dirigiéndose a quién sabe quién, -donde nosotros decimos a Nadie- acusa: “Gracias a vos muero como Jesucristo”. Y después profiere una retahíla de reproches hacia un interlocutor tan ausente como desconocido –otra vez ese gran Otro ausente y sordo-: “¿Sabés lo que se siente cuando te escupen la cara, sabés lo que es ser torturado; nunca sentiste nada en toda tu vida; tuviste todo lo que quisiste, los collares, el fondo de dinero no eran suficientes?” Cho –o no sabemos muy bien como llamarlo dado que su propia familia solicitó y obtuvo que se le cambiara el nombre por, en este caso, obvia vergüenza propia– era un migrante, un niño que fue transplantado de su lugar de origen a la “Belleza americana”, donde, por lo que parece no fue bien recibido por todos.
“Cho está ‘mentalmente enfermo y necesita hospitalización’, pues representa ‘un peligro inminente para sí mismo y para otros como resultado de una enfermedad mental’ y ‘no es capaz de cuidarse a sí mismo como tampoco aceptar como negarse a iniciar un tratamiento”, afirmó el fallo de un juez de Virginia el 14 de diciembre de 2005.
“Cho Seung-Hui, quien asesinó a 32 personas y se transformó en el autor de la peor matanza en un centro de estudios de Estados Unidos, estaba impedido de comprar armas por haber estado internado en un hospital psiquiátrico, indicó el diario New York Times”.
“Las leyes federales prohíben que cualquiera que haya sido señalado por tener problemas mentales, como así también haya sido internado en forma involuntaria en un instituto de salud mental pueda comprar armas”, indicó el matutino norteamericano.
Pues no fue así y se le vendieron las armas sin ningún impedimento: “Cho presentó su carné de conducir, una chequera que verificaba su identidad y su dirección y su tarjeta de residencia en EE UU. Una llamada al ordenador de la policía estatal es el último paso para asegurarse de que el futuro comprador no posee un expediente criminal ni psicológico. Cho no los tenía, ambos estaban limpios.” Así declaraba quien le vendió las armas sin ningún registro de su i-responsabilidad y la del sistema.
“Cho compró dos pistolas semiautomáticas en dos armerías de Virginia en las 10 semanas previas que perpetró la matanza. Las leyes de Virginia permiten comprar un arma por mes”, evidentemente no importa a quién.
“Éste es un país de armas”, -explica el dependiente que puede que le vendiera el arma a Cho-. “Pues dejen de intentar averiguar cómo pensamos aquí”. Nos preguntamos si algunos piensan. Y sí es un país de y en armas: 600.000 muertos en la Guerra de Secesión dan cuenta de ello. Los “daños colaterales” que todos los días se producen en Irak tras la invasión que sufre por parte de Estados Unidos dan testimonio de ello.
Cho tenía la boca sellada y la impulsión al acto puesta al día, por un elemento, tan usual en el mundo pseudo científico postmoderno, que se llama psicofármacos que, se sabe, acalla el malestar y propicia el acto. Y sí, es cuando las palabras ceden y él se hizo, hasta su final, amo de sus silencios impuestos. Por si esto fuera poco, el sistema no lo escuchó, lo banalizó, no lo siguió, lo dejó ir –había múltiples indicios que sugerían, al menos, su grave patología– y hasta lo expulsó.
“El otorgamiento de sentido producido por un fármaco prescinde en nuestros días de la presencia del prescriptor, ubicado históricamente en el lugar del Otro, para concluir en un loop que realimenta el delirio de identidad. Se produce de tal manera un nuevo modo de psicoterapia que podríamos definir paradójicamente como “psicoterapia sin Otro”. Se trata de un lazo del sujeto con un objeto que genera una dependencia confortable, a punto tal de hacer indistinguible el hecho de tratarse con el de drogarse.” (Emilia Vaschetto, diario Página 12 Suplemento de Psicología, 22 de marzo de 2007)
Cho se “trataba” con drogas, claro con drogas legales, o sea: psicofármacos. Su falta era así supuestamente colmada pero si su falta en ser podía ser puesta en palabras –y hay testimonios de que así era– no hubo lugar para ellas.
¿Quién no lo escuchó? Como decíamos, en primer lugar, no lo escuchó el ruido de las armas pero tampoco lo escuchó suficientemente quien lo dirigió a drogarse legalmente con antidepresivos, no lo escuchó tampoco el catálogo de patologías con nombres renovados a expensas de los laboratorios que se llama DSM, no lo escuchó la TCC –o terapia conductiva conductual– que mayormente se practica en los Estados Unidos, o sea, que al basarse en Pavlov, como ellos lo afirman, no supieron estimular a Cho para que diera una respuesta adecuada, no lo escuchó el sistema, en definitiva, sí lo escuchó: Nadie. En el caso de Odiseo su respuesta “Nadie”, le salva la vida ante el cíclope Polifemo. En el caso de Cho –el antihéroe– “Nadie” no solo le costó la vida a él sino a 32 personas más.
No matan las armas sino las personas”. Bien, y si es así, ¿por qué las personas se munen de armas para matar, para qué existen las armas y por qué no se las elimina? Parecería, ergo, que no sirven para nada.
Y es así: no sirven para nada vital, sirven para la muerte y con su tronar convocan a ese silencio ominoso, siniestro que es propio de la pulsión de muerte.
Quienes practicamos el psicoanálisis tenemos demasiada paciencia y bonhomía para tolerar las barbaridades que se dicen en nombre de las neurociencias, la farmacopea y la TCC –al punto de llamar “estafador” a Freud sin más ni más, entre otras delicadezas-.
Y ello no es opinión, es aseveración, obviamente sin pruebas. Pero con la práctica y el ejercicio terapéutico de la palabra no solo es raro que alguien muera sino que es indubitable que nunca el Psicoanálisis –y tampoco la palabra que se quiso desde hace miles de siglos como uno de los elementos de las artes de la cura– desencadenó una matanza.
Damos razón de nuestros eventuales fracasos, hablamos poco -como es esperable– de supuestos logros. Pero los campeones del imperio de las drogas legales y de las aventuras terapéuticas no duermen tranquilos sino que nos atacan.
¿Será verdad acaso como dijo Freud que él, en primer lugar, y quienes practicamos su método les llevaríamos la peste? Todo indica que sí y que si se escuchasen -si lo permite el ensordecedor fragor de los disparos- quizás estarían en condiciones de formularse algunas preguntas.
¡Cuánto mejor para algunos es ignorar, que pretender algo de saber!
Finalmente 33 personas, seres humanos con indubitable derecho a la vida, están muertos, entre ellos Cho a quien sus compañeros también pusieron una placa en el campus de la Universidad de Virginia... fue robada. No lo perdonan. Y hacen bien porque no es a él a quien tienen que perdonar. En todo caso tendrán que preguntarse si perdonan al sistema, al “american way of life” y sus consecuencias que también impregnan el territorio de la llamada salud mental. Es importante para las neurociencias que tras la autopsia hecha al asesino no encontraron nada anómalo en su cerebro: ¡no hallaron la piedra de la locura! ¿Se la habrían extraído?
Trágico, demasiado trágico pero como algunos norteamericanos lo aseveran esto podría haber sido evitado si como muchos quieren, en la universidad también pudieran estar armados. Así hubieran matado al asesino antes que él mismo matase a tantos...
La pulsión de muerte –que operaba en Cho y que como corresponde operaba en silencio– cumplió su cometido. Pero sus síntomas profusos se hacían oír. Claro hay que estar muy adiestrado en la escucha para registrarlos, por ejemplo, a partir de la práctica del Psicoanálisis.
El respeto por tanta vida perdida solo merece de aquí en más, nuestro tiempo de respetuosa reflexión.
Fuentes consultadas: diarios La Nación, Clarín, Página 12, El País –Madrid-, The New York Times y otros.
02-05-2007
Cuando las armas rugen, mueren las palabras. Tras el sonido brutal que producen las armas, se instala el silencio ominoso de la muerte. El asesino-suicida de Virginia no fue escuchado. Todo hombre, se dice, que está por morir, apela a un gran Otro. Hasta Cristo en la cruz, clamó: “¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!” Pero si el protagonista trágico en cuestión se hizo oír es ahora, cuando el silencio de las muertes ya impera. Antes lo escuchó Nadie. Y no fue escuchado porque tenía la boca sellada y porque quienes deberían haberlo hecho están sordos. Cho tenía la boca sellada y la impulsión al acto puesta al día, por un elemento, tan usual en el mundo pseudo científico postmoderno, que se llama psicofármacos que, se sabe, acalla el malestar y propicia el acto.
Cuando las armas rugen, mueren las palabras. Tras el sonido brutal que producen las armas, se instala el silencio ominoso de la muerte.
¿Podemos siquiera imaginar, el silencio que se habrá instaurado tras la explosión de Hiroshima?
En una escena de extraordinaria belleza trágica de la película “El pianista”, el protagonista emerge de su escondrijo a una Varsovia desvastada. El silencio impera y se impone: las armas tornan a los hombres y sus ruidos vitales, múticos.
¿Alguien puede dudar que el sonido de las armas de fuego se oye con claridad cuando son disparadas? No. Lo que no todos conocen es que algunos las escuchan y prefieren escuchar las “voces” de las armas más que las voces humanas.
Y hay una sociedad que, en gran medida, prefiere el sonido de las armas al de las voces de los seres llamados humanos sobre todo cuando estas pretenden decir de sus desarreglos. En los Estados Unidos de Norteamérica hay 200 millones de armas para un país que cuenta con 300 millones de habitantes. O sea: el 60% de la población está armada.
¿Qué le pasa a un grupo social que, como se dice, vive su historia “armado hasta los dientes”? Le ocurren muchas cosas que no pretendemos agotar en su stock de motivos, pero al menos, dar cuenta de algunos.
Sin el intento de convertir a los lectores en émulos de “Funes, el memorioso”, casi todos por experiencias propias o relatos ajenos, conservamos en la memoria, las películas de cowboys y de “indios” de nuestra infancia. Eran una fuente natural de juegos de la infancia: el “jugar a los indios”.
Con los años comenzamos a sospechar de la caballería americana –siempre con la trompeta afinada– que llegaba justo a tiempo para salvar a punta de rifle a los pobres soldados acechados y acosados por “pieles rojas” sanguinarios. ¡Cuánto más si eran esos prístinos colonos que migraban en las famosas carretas puestas en ronda para tratar de salvar el cuero cabelludo! A punta de rifle, ¡AL FIN!, terminaron con esos indeseables y poblaron el lejano oeste de gente como la gente.
El rifle tiene allí una larga tradición, como da cuenta el conocido “Club del rifle”.
Y comenzamos a sospechar cuando, por ejemplo, la caballería americana puesta al día, arribó a Vietnam y ya la cosa no fue a punta de Winchester sino con soplos de napalm.
En los Estados Unidos de Norteamérica, en algún momento se hace lugar a la segunda enmienda de su Carta Magna que expresa: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo a poseer y portar armas”. O sea que, “poseer y portar armas” es un derecho humano y no debe violarse. Hasta aquí pensábamos –sin razón para lo que se asevera– que el principal derecho humano era el derecho a la vida y hasta nuevo aviso, las armas exterminan la vida.
En esa sociedad se descuenta a los enemigos, internos y externos. ¿Una hipótesis paranoica? No olvidemos la fórmula de proyección sobre el otro que construye Freud con respecto a esta patología: lo odio–me odia. Si alguien pone tanta fuerza en su defensa es porque, en primer lugar, muchas veces, ha sido el primero en atacar.
Ahora bien, el problema es cuando esas armas se utilizan para lo que fueron inventadas. Una conductora de un telediario se preguntaba hace pocos días ante la consternación por la matanza de Virginia Tech si las armas valen más que las vidas. La pregunta es absurda: ¿para qué sirven las armas sino es para destruir vidas? Los señores de la NRA –“Club del rifle”– aducen que las armas son para propósitos defensivos o deportivos. ¿Es un deporte muy noble matar seres vivos, sean humanos o no humanos? Pero desde que tenemos conocimiento de la historia de la humanidad y de la lucha de unos contra otros, las armas sirvieron para exterminar al enemigo verdadero o supuesto –desde un hueso de mamut a un arma nuclear–.
Pero prosigamos. Un joven de 23 años –en este caso ni blanco, ni demasiado adulto y muchísimo menos “capacitado”, pudo– a pesar de tenerlo prohibido por sus dificultades psiquiátricas, o sea, psíquicas –adquirir potentes armas de fuego, y a merced de la psicosis que lo atravesaba y las drogas legales –léase psicofármacos– que lo impulsaban (estaba medicado con antidepresivos) llevar a cabo un pasaje al acto homicida-suicida. No solo se mató él: mató antes a 32 seres humanos.
¿Un hecho sin precedentes en el gran país del Norte? De ninguna manera. Hay un raconto trágico: 24 episodios semejantes en los últimos 15 años, -más de uno por año- 103 personas muertas, entre víctimas y victimarios, protagonizados en establecimientos educativos dispersos por varios estados de los Estados Unidos. Sus edades oscilan entre los 6 años y, mayormente, los 19. Como decimos, en todos estos casos, se trata se escuelas o universidades.
¿No es ya tiempo de comenzar –porque, evidentemente si hubieran comenzado han errado el camino– a preguntarse qué ocurre con esos seres que ultiman a semejantes y que, además y primordialmente, tienen acceso a armas de fuego? En el caso del niño de 6 años sustrajo una pistola de su casa y la usó; otros dos niños de 11 y 13 usaron fusiles comprados por su abuelo. O sea, que esas armas –y cargadas– estaban al alcance de los menores y estos las usaron para lo que las armas sirven: para matar.
El asesino-suicida de Virginia no fue escuchado. Todo hombre, se dice, que está por morir, apela a un gran Otro. Hasta Cristo en la cruz, clamó: “¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!” Pero si el protagonista trágico en cuestión se hizo oír es ahora, cuando el silencio de las muertes ya impera. Antes lo escuchó Nadie. Y no fue escuchado porque tenía la boca sellada y porque quienes deberían haberlo hecho están sordos.
“Soy nada más que un pedazo de mierda”, dice Hui ante la cámara en su testamento trágico.
Ese “pedazo de mierda” –en realidad un ser humano– sabía de vejámenes que muchos llamarán “normales”, pero que, evidentemente él, no pudo soportar: “ex compañeros del secundario, colaboraron para armar un retrato de Cho. Contaron que era un chico al que todos cargaban por su timidez y su extraña forma de hablar inglés. “... una vez, cuando fue forzado a leer una poesía en voz alta, “toda la clase comenzó a reírse, a señalarlo con el dedo y a decirle: « ¡Volvete a China!»”.
Luego, Cho, en su video, “dirigiéndose a quién sabe quién, -donde nosotros decimos a Nadie- acusa: “Gracias a vos muero como Jesucristo”. Y después profiere una retahíla de reproches hacia un interlocutor tan ausente como desconocido –otra vez ese gran Otro ausente y sordo-: “¿Sabés lo que se siente cuando te escupen la cara, sabés lo que es ser torturado; nunca sentiste nada en toda tu vida; tuviste todo lo que quisiste, los collares, el fondo de dinero no eran suficientes?” Cho –o no sabemos muy bien como llamarlo dado que su propia familia solicitó y obtuvo que se le cambiara el nombre por, en este caso, obvia vergüenza propia– era un migrante, un niño que fue transplantado de su lugar de origen a la “Belleza americana”, donde, por lo que parece no fue bien recibido por todos.
“Cho está ‘mentalmente enfermo y necesita hospitalización’, pues representa ‘un peligro inminente para sí mismo y para otros como resultado de una enfermedad mental’ y ‘no es capaz de cuidarse a sí mismo como tampoco aceptar como negarse a iniciar un tratamiento”, afirmó el fallo de un juez de Virginia el 14 de diciembre de 2005.
“Cho Seung-Hui, quien asesinó a 32 personas y se transformó en el autor de la peor matanza en un centro de estudios de Estados Unidos, estaba impedido de comprar armas por haber estado internado en un hospital psiquiátrico, indicó el diario New York Times”.
“Las leyes federales prohíben que cualquiera que haya sido señalado por tener problemas mentales, como así también haya sido internado en forma involuntaria en un instituto de salud mental pueda comprar armas”, indicó el matutino norteamericano.
Pues no fue así y se le vendieron las armas sin ningún impedimento: “Cho presentó su carné de conducir, una chequera que verificaba su identidad y su dirección y su tarjeta de residencia en EE UU. Una llamada al ordenador de la policía estatal es el último paso para asegurarse de que el futuro comprador no posee un expediente criminal ni psicológico. Cho no los tenía, ambos estaban limpios.” Así declaraba quien le vendió las armas sin ningún registro de su i-responsabilidad y la del sistema.
“Cho compró dos pistolas semiautomáticas en dos armerías de Virginia en las 10 semanas previas que perpetró la matanza. Las leyes de Virginia permiten comprar un arma por mes”, evidentemente no importa a quién.
“Éste es un país de armas”, -explica el dependiente que puede que le vendiera el arma a Cho-. “Pues dejen de intentar averiguar cómo pensamos aquí”. Nos preguntamos si algunos piensan. Y sí es un país de y en armas: 600.000 muertos en la Guerra de Secesión dan cuenta de ello. Los “daños colaterales” que todos los días se producen en Irak tras la invasión que sufre por parte de Estados Unidos dan testimonio de ello.
Cho tenía la boca sellada y la impulsión al acto puesta al día, por un elemento, tan usual en el mundo pseudo científico postmoderno, que se llama psicofármacos que, se sabe, acalla el malestar y propicia el acto. Y sí, es cuando las palabras ceden y él se hizo, hasta su final, amo de sus silencios impuestos. Por si esto fuera poco, el sistema no lo escuchó, lo banalizó, no lo siguió, lo dejó ir –había múltiples indicios que sugerían, al menos, su grave patología– y hasta lo expulsó.
“El otorgamiento de sentido producido por un fármaco prescinde en nuestros días de la presencia del prescriptor, ubicado históricamente en el lugar del Otro, para concluir en un loop que realimenta el delirio de identidad. Se produce de tal manera un nuevo modo de psicoterapia que podríamos definir paradójicamente como “psicoterapia sin Otro”. Se trata de un lazo del sujeto con un objeto que genera una dependencia confortable, a punto tal de hacer indistinguible el hecho de tratarse con el de drogarse.” (Emilia Vaschetto, diario Página 12 Suplemento de Psicología, 22 de marzo de 2007)
Cho se “trataba” con drogas, claro con drogas legales, o sea: psicofármacos. Su falta era así supuestamente colmada pero si su falta en ser podía ser puesta en palabras –y hay testimonios de que así era– no hubo lugar para ellas.
¿Quién no lo escuchó? Como decíamos, en primer lugar, no lo escuchó el ruido de las armas pero tampoco lo escuchó suficientemente quien lo dirigió a drogarse legalmente con antidepresivos, no lo escuchó tampoco el catálogo de patologías con nombres renovados a expensas de los laboratorios que se llama DSM, no lo escuchó la TCC –o terapia conductiva conductual– que mayormente se practica en los Estados Unidos, o sea, que al basarse en Pavlov, como ellos lo afirman, no supieron estimular a Cho para que diera una respuesta adecuada, no lo escuchó el sistema, en definitiva, sí lo escuchó: Nadie. En el caso de Odiseo su respuesta “Nadie”, le salva la vida ante el cíclope Polifemo. En el caso de Cho –el antihéroe– “Nadie” no solo le costó la vida a él sino a 32 personas más.
No matan las armas sino las personas”. Bien, y si es así, ¿por qué las personas se munen de armas para matar, para qué existen las armas y por qué no se las elimina? Parecería, ergo, que no sirven para nada.
Y es así: no sirven para nada vital, sirven para la muerte y con su tronar convocan a ese silencio ominoso, siniestro que es propio de la pulsión de muerte.
Quienes practicamos el psicoanálisis tenemos demasiada paciencia y bonhomía para tolerar las barbaridades que se dicen en nombre de las neurociencias, la farmacopea y la TCC –al punto de llamar “estafador” a Freud sin más ni más, entre otras delicadezas-.
Y ello no es opinión, es aseveración, obviamente sin pruebas. Pero con la práctica y el ejercicio terapéutico de la palabra no solo es raro que alguien muera sino que es indubitable que nunca el Psicoanálisis –y tampoco la palabra que se quiso desde hace miles de siglos como uno de los elementos de las artes de la cura– desencadenó una matanza.
Damos razón de nuestros eventuales fracasos, hablamos poco -como es esperable– de supuestos logros. Pero los campeones del imperio de las drogas legales y de las aventuras terapéuticas no duermen tranquilos sino que nos atacan.
¿Será verdad acaso como dijo Freud que él, en primer lugar, y quienes practicamos su método les llevaríamos la peste? Todo indica que sí y que si se escuchasen -si lo permite el ensordecedor fragor de los disparos- quizás estarían en condiciones de formularse algunas preguntas.
¡Cuánto mejor para algunos es ignorar, que pretender algo de saber!
Finalmente 33 personas, seres humanos con indubitable derecho a la vida, están muertos, entre ellos Cho a quien sus compañeros también pusieron una placa en el campus de la Universidad de Virginia... fue robada. No lo perdonan. Y hacen bien porque no es a él a quien tienen que perdonar. En todo caso tendrán que preguntarse si perdonan al sistema, al “american way of life” y sus consecuencias que también impregnan el territorio de la llamada salud mental. Es importante para las neurociencias que tras la autopsia hecha al asesino no encontraron nada anómalo en su cerebro: ¡no hallaron la piedra de la locura! ¿Se la habrían extraído?
Trágico, demasiado trágico pero como algunos norteamericanos lo aseveran esto podría haber sido evitado si como muchos quieren, en la universidad también pudieran estar armados. Así hubieran matado al asesino antes que él mismo matase a tantos...
La pulsión de muerte –que operaba en Cho y que como corresponde operaba en silencio– cumplió su cometido. Pero sus síntomas profusos se hacían oír. Claro hay que estar muy adiestrado en la escucha para registrarlos, por ejemplo, a partir de la práctica del Psicoanálisis.
El respeto por tanta vida perdida solo merece de aquí en más, nuestro tiempo de respetuosa reflexión.
Fuentes consultadas: diarios La Nación, Clarín, Página 12, El País –Madrid-, The New York Times y otros.
Presa por golpear a docentes de su hijo
lanacion.com
Miércoles 19 de octubre de 2011
Violencia escolar en La Pampa
Por la agresión, profesores de General Pico realizaron un paro y pidieron más seguridad
Centenares de docentes se manifestaron en las calles pampeanas. Foto: Gentileza Infopico
Docentes pampeanos realizaron un paro en las escuelas de General Pico y marcharon por esa ciudad en rechazo a la agresión sufrida por dos profesoras y una preceptora de un colegio secundario a manos de la madre de un alumno, que quedó detenida.
El incidente ocurrió anteayer en la escuela secundaria N° 13 del barrio Rucci, cuando la madre se presentó, convocada por las autoridades, para responder por un episodio de violencia escolar que había protagonizado su hijo pero, en lugar de acatar el diálogo, arremetió a trompadas contra las docentes, una de las cuales fue hospitalizada, según consignó la agencia de noticias DyN.
Ante ello, los docentes de General Pico realizaron una jornada de repudio a la violencia, con un paro de actividades y una marcha de la que participaron 600 trabajadores que se movilizaron por las principales calles de la ciudad.
Los docentes aseguraron que el incidente de anteayer fue el último de una seguidilla de agresiones de familiares de alumnos contra los responsables de la educación escolar de los menores de edad.
La mujer continuaba ayer detenida a disposición de la Justicia, que ordenó peritajes psiquiátricos, según confirmaron fuentes del gobierno y de la escuela.
La agresora fue identificada como Marta Flores, madre de un alumno de 15 años. La mujer está separada del padre del adolescente y no tiene la guarda de su hijo, dijeron en el establecimiento.
Según testimonios recogidos en el colegio, el hijo de Flores había mantenido un incidente con otro chico el viernes, cuando recibió un golpe en un ojo. Las autoridades escolares convocaron al padre del alumno, pero minutos antes llegó la mujer "desbordada" y con clara intención de agredir físicamente "a quien se le cruzara", ya que aparentemente no pidió hablar con nadie en particular, según indicó personal de la escuela.
A poco de llegar, le pegó por lo menos dos trompadas en la cara a la preceptora Janet Tablate de Iglesias, quien debió ser llevada en ambulancia al hospital local. También agredió a otras docentes que trataron de calmar a la madre.
Poco después llegaron tres patrulleros. Según los testigos, como la mujer continuaba fuera de sí, los uniformados la encerraron varios minutos en el salón de usos múltiples de la escuela.
Claudia Lanzito, funcionaria del área de Coordinación del gobierno provincial, confirmó que el Ministerio de Educación tomará las medidas que corresponden ante este tipo de incidentes..
Miércoles 19 de octubre de 2011
Violencia escolar en La Pampa
Por la agresión, profesores de General Pico realizaron un paro y pidieron más seguridad
Centenares de docentes se manifestaron en las calles pampeanas. Foto: Gentileza Infopico
Docentes pampeanos realizaron un paro en las escuelas de General Pico y marcharon por esa ciudad en rechazo a la agresión sufrida por dos profesoras y una preceptora de un colegio secundario a manos de la madre de un alumno, que quedó detenida.
El incidente ocurrió anteayer en la escuela secundaria N° 13 del barrio Rucci, cuando la madre se presentó, convocada por las autoridades, para responder por un episodio de violencia escolar que había protagonizado su hijo pero, en lugar de acatar el diálogo, arremetió a trompadas contra las docentes, una de las cuales fue hospitalizada, según consignó la agencia de noticias DyN.
Ante ello, los docentes de General Pico realizaron una jornada de repudio a la violencia, con un paro de actividades y una marcha de la que participaron 600 trabajadores que se movilizaron por las principales calles de la ciudad.
Los docentes aseguraron que el incidente de anteayer fue el último de una seguidilla de agresiones de familiares de alumnos contra los responsables de la educación escolar de los menores de edad.
La mujer continuaba ayer detenida a disposición de la Justicia, que ordenó peritajes psiquiátricos, según confirmaron fuentes del gobierno y de la escuela.
La agresora fue identificada como Marta Flores, madre de un alumno de 15 años. La mujer está separada del padre del adolescente y no tiene la guarda de su hijo, dijeron en el establecimiento.
Según testimonios recogidos en el colegio, el hijo de Flores había mantenido un incidente con otro chico el viernes, cuando recibió un golpe en un ojo. Las autoridades escolares convocaron al padre del alumno, pero minutos antes llegó la mujer "desbordada" y con clara intención de agredir físicamente "a quien se le cruzara", ya que aparentemente no pidió hablar con nadie en particular, según indicó personal de la escuela.
A poco de llegar, le pegó por lo menos dos trompadas en la cara a la preceptora Janet Tablate de Iglesias, quien debió ser llevada en ambulancia al hospital local. También agredió a otras docentes que trataron de calmar a la madre.
Poco después llegaron tres patrulleros. Según los testigos, como la mujer continuaba fuera de sí, los uniformados la encerraron varios minutos en el salón de usos múltiples de la escuela.
Claudia Lanzito, funcionaria del área de Coordinación del gobierno provincial, confirmó que el Ministerio de Educación tomará las medidas que corresponden ante este tipo de incidentes..
lunes, 17 de octubre de 2011
En Córdoba le pegaron a una docente y un estudiante baleó a otro
infobae.com
17-10-11 | SOCIEDAD
Una maestra de la ciudad de Morteros fue atacada por el padre de un niño que recibió una mala nota. En San Francisco, un alumno disparó contra otro en un enfrentamiento entre bandas de colegios vecinos
Un nuevo hecho de agresión a un docente fue denunciado enla Escuela Bernardino Rivadavia de la ciudad de Morteros, Córdoba, donde el padre de un alumno atacó a una maestra por ponerle una mala nota a su hijo.
El hecho ocurrió el viernes a la tarde cuando los padres concurrieron a la institución para reclamar por una calificación baja. Según testigos del hecho, la maestra fue interceptada en la galería y tomada del cuello y arrojada contra un mueble por el padre de un estudiante frente a su mujer, alumnos y otros docentes.
La víctima realizó la denuncia antela Fiscalíade Instrucción de Morteros, a cargo de la fiscal Betina Croppi. En tanto, la directora del establecimiento, Elvis Gilardi, señaló que el agresor fue citado para este lunes para dialogar sobre lo ocurrido.
Por otro lado, en San Francisco, un adolescente habría disparado contra otro cerca del colegio Ipem 50 y de la Escuela Normal Superior Nicolás Avellaneda durante un supuesto enfrentamiento entre dos barras de ambas instituciones.
La Policíano no pudo detener a los involucrados en el incidente y algunos testigos informaron que tanto el agresor como el herido huyeron en motos.
Horas más tarde, un joven ingresó en el Hospital Iturraspe, con un herida de bala en el pie y si bien el adolescente indicó que había sufrido un robo, todo hace presumir que existe relación con el enfrentamiento entre la bandas.
En tanto, personal de investigaciones identificó al supuesto autor del disparo, quien sería alumno del Ipem 50 y se le secuestró el arma supuestamente involucrada en la agresión.
Según el Observatorio Nacional de Violencia uno de cada 10 estudiantes secundarios asegura haber sufrido un hecho de violencia alguna vez durante su vida escolar. Mientras que uno de cada tres manifestó tener miedo a alguno de sus compañeros, según la encuesta del Observatorio dela Convivencia Escolardela Universidad Católica Argentina.
17-10-11 | SOCIEDAD
Una maestra de la ciudad de Morteros fue atacada por el padre de un niño que recibió una mala nota. En San Francisco, un alumno disparó contra otro en un enfrentamiento entre bandas de colegios vecinos
Un nuevo hecho de agresión a un docente fue denunciado enla Escuela Bernardino Rivadavia de la ciudad de Morteros, Córdoba, donde el padre de un alumno atacó a una maestra por ponerle una mala nota a su hijo.
El hecho ocurrió el viernes a la tarde cuando los padres concurrieron a la institución para reclamar por una calificación baja. Según testigos del hecho, la maestra fue interceptada en la galería y tomada del cuello y arrojada contra un mueble por el padre de un estudiante frente a su mujer, alumnos y otros docentes.
La víctima realizó la denuncia antela Fiscalíade Instrucción de Morteros, a cargo de la fiscal Betina Croppi. En tanto, la directora del establecimiento, Elvis Gilardi, señaló que el agresor fue citado para este lunes para dialogar sobre lo ocurrido.
Por otro lado, en San Francisco, un adolescente habría disparado contra otro cerca del colegio Ipem 50 y de la Escuela Normal Superior Nicolás Avellaneda durante un supuesto enfrentamiento entre dos barras de ambas instituciones.
La Policíano no pudo detener a los involucrados en el incidente y algunos testigos informaron que tanto el agresor como el herido huyeron en motos.
Horas más tarde, un joven ingresó en el Hospital Iturraspe, con un herida de bala en el pie y si bien el adolescente indicó que había sufrido un robo, todo hace presumir que existe relación con el enfrentamiento entre la bandas.
En tanto, personal de investigaciones identificó al supuesto autor del disparo, quien sería alumno del Ipem 50 y se le secuestró el arma supuestamente involucrada en la agresión.
Según el Observatorio Nacional de Violencia uno de cada 10 estudiantes secundarios asegura haber sufrido un hecho de violencia alguna vez durante su vida escolar. Mientras que uno de cada tres manifestó tener miedo a alguno de sus compañeros, según la encuesta del Observatorio dela Convivencia Escolardela Universidad Católica Argentina.
sábado, 8 de octubre de 2011
El ojo estrábico
Pagina 12
Contratapa | Sábado, 8 de octubre de 2011
Por Sandra Russo
Los jóvenes de los países árabes en la calle, gritando contra los dictadores, pidiendo democracia, merecieron hace unos meses su palabra: primavera; el ojo que los miraba y la voz que hablaba de ellos los ubicó allí, en lo turgente, en lo que nace, en el ciclo que se abre.
Ahora ese ojo no ve nada que nazca ni que se abra: otras varas y miras más estrechas y aisladas se fijan sobre los jóvenes norteamericanos, aunque el ojo sea el mismo. Ahora que reventaron las alcantarillas de entrecasa y por ellas salieron los indignados norteamericanos, ahora que ya no son sus negros o sus hispanos los que protagonizan alguna protesta callejera, sino los norteamericanos pura cepa, los presuntamente admitidos en el sistema, la voz que nombra las cosas no habla de primavera ni alienta el ánimo que los embriaga.
Esos jóvenes no serán, como sus coetáneos árabes, analizados como emergentes de un deseo profundo y colectivo, ni sus gritos serán escuchados como un deseo de libertad y justicia. Los ocupantes de Wall Street cargan con la mirada despectiva del ojo global que los mira, y que está mareado. Desde hace meses, casi todo este año, hubo demasiadas plazas que mirar. Hubo una tanza débil pero extendida desde aquella plaza Tahrir de El Cairo al puente de Brooklyn. Es todavía difícil descifrar de qué está hecha, qué corre exactamente en su interior. Desde las plazas revolucionarias de Africa a estas performances más parecidas a los actings de Greenpeace que al Mayo del ’68 hubo muchas otras escenas replicantes de un mismo grito dicho en diferentes lenguas y en diversos grados de intensidad. Hubo sonidos guturales en Londres incendiada, hubo y hay intentos urgentes de organización en España, hay revueltas reprimidas casi a diario en Atenas, hay un grito que resuena en Israel, y de todo ese enorme mosaico generacional de todo el mundo emerge apenas un nombre, el de una chica, Camila Vallejo, la dirigente comunista de la FE chilena. La de los estudiantes es la protesta de nuestra región, la que nos corresponde, y su sentido va en el rumbo del contexto en el que emerge. Pero los estudiantes chilenos piden lo mismo que los jóvenes israelíes o los norteamericanos; piden Estado.
Sobre los norteamericanos, para empezar, la televisión dice que son pocos hace ya dos semanas, y aunque llenaron el puente de Brooklyn y fueron apaleados y masivamente detenidos, aunque la irrupción fue igual que en todas partes, como una urticaria, en ronchas que le salen al sistema en las plazas de todo el país, la televisión insiste en que son pocos y que no saben lo que quieren.
Claro que no saben lo que quieren, porque todavía están en la fase de la percepción. Esto es lo que pasa cuando lo que sucede en la realidad va a contramano del relato que pretenden los grandes medios: los conceptos tardan en llegar, no hay líderes, hay estado asambleario, que es lo contrario de lo que aporta la televisión: siempre una respuesta inmediata, aunque sea falsa; siempre cualquier cosa para llenar el vacío.
Esos jóvenes norteamericanos de pronto se vienen a dar cuenta de que también van por ellos, y no esperan a que vengan primero por los otros. En los últimos años el sistema neoliberal ha convertido en bárbaros hasta a sus hijos. El sistema los ofrece en sacrificio: mientras a Grecia le exigen que para sobrevivir se mate, esos jóvenes leen que su propio futuro ha sido hipotecado como las casas que en 2008 miles de norteamericanos tuvieron que devolver. Es un mazazo en la nuca de la población mundial: es que se ha corrido un velo, se le ve al mago la paloma en la manga. El truco neoliberal es una fractura expuesta.
El ojo que los mira y la voz que habla de ellos entró en un desconcierto. Es el mismo ojo y la misma voz, siempre. Es el ojo del dueño, el ojo de la gran pauta publicitaria, el del accionista del banco o la corporación diversificada. Un ojo estrábico y una voz ambigua, porque la voz no es la del dueño, sino la del periodista que en los mejores casos ha sido contratado porque su punto de vista es afín. No es ningún secreto, no es ninguna sorpresa. Siempre fue así y son ésas las reglas. Pero el mundo se volvió un poco loco, y ahora el Banco Europeo parece adjudicarse todos los poderes ejecutivos de la Eurozona, y no hay más política. Hay recetas y ya sabemos: no sirven y los países estallan.
Esta generación de jóvenes globales que leen la realidad más a través de sus propias redes sociales que a través de los medios convencionales, trae un efecto colateral impensado, imprevisible. La comunicación está reemplazando al periodismo. El periodismo está desprestigiado ahora que ya nadie habla del “periodismo objetivo”. Esa palabra caducó ya hace años, por insostenible. Los objetos no hablan, los que hablan son sujetos. Aun así, era posible sostener los contratos con los destinatarios y exhibir el lugar de emisión, haciendo periodismo desde los datos duros y la opinión o la interpretación de esos datos. Hubiese podido así la gente cotejar posiciones y argumentaciones, desde su propio lugar de sujeto social crítico. Pero los grandes medios se negaron a ese posible juego. Siguen pretendiendo reflejar la realidad sin hacerse cargo de su posición política. Los blogs y Facebook son ventanas de oxígeno para discernir junto con otros qué es lo que pasa. Qué está pasando en este mundo descontrolado en el que los mercados libran una batalla salvaje contra la política.
La política entonces reaparece ya no como el ropaje engañoso que usaron durante tres décadas varias generaciones de dirigentes que olvidaron que los votos que recibían en las elecciones los comprometían a la representación de los intereses de sus votantes. En un momento parecía que no había más esa clase de políticos, y en 2001 se gritó “que se vayan todos”. Ahora quizá podría reinterpretarse esa frase como un “así no se hace”.
Quizá deberíamos tomar esa punta del ovillo y preguntarnos qué es, para qué sirve y sobre todo a qué le llamamos política, ahora que ha quedado claro que mientras varias generaciones se desligaron del pensamiento político, el mundo quedó en manos de gente que desprestigió a la política, y así estamos.
Contratapa | Sábado, 8 de octubre de 2011
Por Sandra Russo
Los jóvenes de los países árabes en la calle, gritando contra los dictadores, pidiendo democracia, merecieron hace unos meses su palabra: primavera; el ojo que los miraba y la voz que hablaba de ellos los ubicó allí, en lo turgente, en lo que nace, en el ciclo que se abre.
Ahora ese ojo no ve nada que nazca ni que se abra: otras varas y miras más estrechas y aisladas se fijan sobre los jóvenes norteamericanos, aunque el ojo sea el mismo. Ahora que reventaron las alcantarillas de entrecasa y por ellas salieron los indignados norteamericanos, ahora que ya no son sus negros o sus hispanos los que protagonizan alguna protesta callejera, sino los norteamericanos pura cepa, los presuntamente admitidos en el sistema, la voz que nombra las cosas no habla de primavera ni alienta el ánimo que los embriaga.
Esos jóvenes no serán, como sus coetáneos árabes, analizados como emergentes de un deseo profundo y colectivo, ni sus gritos serán escuchados como un deseo de libertad y justicia. Los ocupantes de Wall Street cargan con la mirada despectiva del ojo global que los mira, y que está mareado. Desde hace meses, casi todo este año, hubo demasiadas plazas que mirar. Hubo una tanza débil pero extendida desde aquella plaza Tahrir de El Cairo al puente de Brooklyn. Es todavía difícil descifrar de qué está hecha, qué corre exactamente en su interior. Desde las plazas revolucionarias de Africa a estas performances más parecidas a los actings de Greenpeace que al Mayo del ’68 hubo muchas otras escenas replicantes de un mismo grito dicho en diferentes lenguas y en diversos grados de intensidad. Hubo sonidos guturales en Londres incendiada, hubo y hay intentos urgentes de organización en España, hay revueltas reprimidas casi a diario en Atenas, hay un grito que resuena en Israel, y de todo ese enorme mosaico generacional de todo el mundo emerge apenas un nombre, el de una chica, Camila Vallejo, la dirigente comunista de la FE chilena. La de los estudiantes es la protesta de nuestra región, la que nos corresponde, y su sentido va en el rumbo del contexto en el que emerge. Pero los estudiantes chilenos piden lo mismo que los jóvenes israelíes o los norteamericanos; piden Estado.
Sobre los norteamericanos, para empezar, la televisión dice que son pocos hace ya dos semanas, y aunque llenaron el puente de Brooklyn y fueron apaleados y masivamente detenidos, aunque la irrupción fue igual que en todas partes, como una urticaria, en ronchas que le salen al sistema en las plazas de todo el país, la televisión insiste en que son pocos y que no saben lo que quieren.
Claro que no saben lo que quieren, porque todavía están en la fase de la percepción. Esto es lo que pasa cuando lo que sucede en la realidad va a contramano del relato que pretenden los grandes medios: los conceptos tardan en llegar, no hay líderes, hay estado asambleario, que es lo contrario de lo que aporta la televisión: siempre una respuesta inmediata, aunque sea falsa; siempre cualquier cosa para llenar el vacío.
Esos jóvenes norteamericanos de pronto se vienen a dar cuenta de que también van por ellos, y no esperan a que vengan primero por los otros. En los últimos años el sistema neoliberal ha convertido en bárbaros hasta a sus hijos. El sistema los ofrece en sacrificio: mientras a Grecia le exigen que para sobrevivir se mate, esos jóvenes leen que su propio futuro ha sido hipotecado como las casas que en 2008 miles de norteamericanos tuvieron que devolver. Es un mazazo en la nuca de la población mundial: es que se ha corrido un velo, se le ve al mago la paloma en la manga. El truco neoliberal es una fractura expuesta.
El ojo que los mira y la voz que habla de ellos entró en un desconcierto. Es el mismo ojo y la misma voz, siempre. Es el ojo del dueño, el ojo de la gran pauta publicitaria, el del accionista del banco o la corporación diversificada. Un ojo estrábico y una voz ambigua, porque la voz no es la del dueño, sino la del periodista que en los mejores casos ha sido contratado porque su punto de vista es afín. No es ningún secreto, no es ninguna sorpresa. Siempre fue así y son ésas las reglas. Pero el mundo se volvió un poco loco, y ahora el Banco Europeo parece adjudicarse todos los poderes ejecutivos de la Eurozona, y no hay más política. Hay recetas y ya sabemos: no sirven y los países estallan.
Esta generación de jóvenes globales que leen la realidad más a través de sus propias redes sociales que a través de los medios convencionales, trae un efecto colateral impensado, imprevisible. La comunicación está reemplazando al periodismo. El periodismo está desprestigiado ahora que ya nadie habla del “periodismo objetivo”. Esa palabra caducó ya hace años, por insostenible. Los objetos no hablan, los que hablan son sujetos. Aun así, era posible sostener los contratos con los destinatarios y exhibir el lugar de emisión, haciendo periodismo desde los datos duros y la opinión o la interpretación de esos datos. Hubiese podido así la gente cotejar posiciones y argumentaciones, desde su propio lugar de sujeto social crítico. Pero los grandes medios se negaron a ese posible juego. Siguen pretendiendo reflejar la realidad sin hacerse cargo de su posición política. Los blogs y Facebook son ventanas de oxígeno para discernir junto con otros qué es lo que pasa. Qué está pasando en este mundo descontrolado en el que los mercados libran una batalla salvaje contra la política.
La política entonces reaparece ya no como el ropaje engañoso que usaron durante tres décadas varias generaciones de dirigentes que olvidaron que los votos que recibían en las elecciones los comprometían a la representación de los intereses de sus votantes. En un momento parecía que no había más esa clase de políticos, y en 2001 se gritó “que se vayan todos”. Ahora quizá podría reinterpretarse esa frase como un “así no se hace”.
Quizá deberíamos tomar esa punta del ovillo y preguntarnos qué es, para qué sirve y sobre todo a qué le llamamos política, ahora que ha quedado claro que mientras varias generaciones se desligaron del pensamiento político, el mundo quedó en manos de gente que desprestigió a la política, y así estamos.
Tras la polémica, retiran cámaras de seguridad de 20 colegios de La Plata
Clarin.com
Sociedad/Educación
07/10/11 - 11:33
La Municipalidad de la capital bonaerense comenzó a quitarlas de las escuelas, a raíz de las quejas presentadas por el gremio docente Suteba. Los maestros argumentan que estos dispositivos de seguridad "violan la intimidad de docentes y alumnos".
Veinte cámaras de seguridad que habían sido instaladas en colegios de La Plata comenzaron a ser retiradas, tras la polémica que se había generado con los gremios docentes.
La Municipalidad de La Plata empezó a quitar las cámaras instaladas en 20 colegios de esa ciudad a raíz de las quejas presentadas por los docentes nucleados en Suteba (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación), quienes denunciaron que la colocación de estos dispositivos en las escuelas "viola la intimidad de los docentes y alumnos".
“No estamos en desacuerdo con las cámaras fuera de las instituciones. Lo queno queremos son cámaras adentro, ya que se vulnera claramente la intimidad de los alumnos y, además, también se atenta contra la de los trabajadores”, explicó la titular de Suteba, Graciela Sad.
Otro de los argumentos esgrimidos por Sad para justificar el rechazo de los maestros a la utilización de cámaras dentro de los colegios es que “desvirtúa la tarea de los trabajadores de la educación”, ya que –consideró- “el director de una escuela no puede estar vigilando una cámara porque esa no es su función”.
En este sentido, agregó que si un director tuviera que realizar estas tareas de vigilancia “dejaría de cumplir con el rol para el cual fue designado”.
También el director general de Cultura y Educación de la Provincia, Mario Oporto, se manifestó en contra de las cámaras en los establecimientos educativos. “La escuela no puede ser una clínica o un instituo de seguridad. No estoy de acuerdo con las cámaras dentro de las escuelas”, explicó.
La instalación de cámaras en los colegios también fue cuestionada en la Capital Federal. El Gobierno porteño había comenzado a implementar un plan que proponía colocar este sistema en unas 90 instituciones educativas. La medida fue resistida tanto por estudiantes, como maestros y gremios. El programa se encuentra frenado a raíz de una serie de fallos judiciales.
Sociedad/Educación
07/10/11 - 11:33
La Municipalidad de la capital bonaerense comenzó a quitarlas de las escuelas, a raíz de las quejas presentadas por el gremio docente Suteba. Los maestros argumentan que estos dispositivos de seguridad "violan la intimidad de docentes y alumnos".
Veinte cámaras de seguridad que habían sido instaladas en colegios de La Plata comenzaron a ser retiradas, tras la polémica que se había generado con los gremios docentes.
La Municipalidad de La Plata empezó a quitar las cámaras instaladas en 20 colegios de esa ciudad a raíz de las quejas presentadas por los docentes nucleados en Suteba (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación), quienes denunciaron que la colocación de estos dispositivos en las escuelas "viola la intimidad de los docentes y alumnos".
“No estamos en desacuerdo con las cámaras fuera de las instituciones. Lo queno queremos son cámaras adentro, ya que se vulnera claramente la intimidad de los alumnos y, además, también se atenta contra la de los trabajadores”, explicó la titular de Suteba, Graciela Sad.
Otro de los argumentos esgrimidos por Sad para justificar el rechazo de los maestros a la utilización de cámaras dentro de los colegios es que “desvirtúa la tarea de los trabajadores de la educación”, ya que –consideró- “el director de una escuela no puede estar vigilando una cámara porque esa no es su función”.
En este sentido, agregó que si un director tuviera que realizar estas tareas de vigilancia “dejaría de cumplir con el rol para el cual fue designado”.
También el director general de Cultura y Educación de la Provincia, Mario Oporto, se manifestó en contra de las cámaras en los establecimientos educativos. “La escuela no puede ser una clínica o un instituo de seguridad. No estoy de acuerdo con las cámaras dentro de las escuelas”, explicó.
La instalación de cámaras en los colegios también fue cuestionada en la Capital Federal. El Gobierno porteño había comenzado a implementar un plan que proponía colocar este sistema en unas 90 instituciones educativas. La medida fue resistida tanto por estudiantes, como maestros y gremios. El programa se encuentra frenado a raíz de una serie de fallos judiciales.
lunes, 3 de octubre de 2011
Más casos de violencia contra los docentes en la Provincia
clarin.com
30/09/11
Sociedad/Educación/violencia escolar
Ayer, en medio de la medida de fuerza, se conocieron dos nuevas agresiones. Una maestra denunció que una mamá la golpeó por poner una mala nota. Y una directora fue atacada por los padres de dos alumnos. El paro por la golpiza a un director fue casi total
Por DIEGO GEDDES
La cara machucada de Ricardo Fusco, el director de la escuela de Pergamino que fue agredido por un alumno de 15 años y su mamá, es la imagen más extrema de un hecho que se vive a diario en las aulas argentinas: agresiones verbales y físicas a los maestros. Ayer, día en que se cumplió con alto nivel de adhesión el paro docente en la provincia de Buenos Aires, hubo otras dos denuncias similares: una por parte de la directora de una escuela en Tres Arroyos y otra de una maestra de primer grado en Villa Luzuriaga.
En muchas de las escuelas de provincia, según una recorrida de Clarín , hubo puertas cerradas y carteles de apoyo para el profesor de Pergamino: “Adhesión y solidaridad” fueron las consignas más escuchadas. En la brutal imagen de Fusco se ven reflejados muchos otros docentes. De hecho, según la Unesco, la Argentina es el país con mayor violencia en las aulas de la región.
“Es evidente el repudio de toda la docencia hacia actos de violencia que deben vivir los trabajadores de la educación a diario”, explicó la dirigente gremial Mirta Petrocini, de la Federación de Educadores Bonaerenses, que convocó inicialmente al paro.
Aunque el gobierno bonaerense no hizo una estimación del impacto del paro, el director de Cultura y Educación de la provincia, Mario Oporto, dijo estar “totalmente de acuerdo con el motivo de la medida, pero un día de paro nos parece que es un hecho malo que no soluciona las cosas”.
De acuerdo a datos gremiales, en varios distritos del interior, como Junín, General Belgrano, Salto, General Arenales y también en escuelas de Zárate, Campana y San Miguel, el cese de actividades fue total. Tampoco hubo clases en las aulas de las escuelas del Gran Buenos Aires y en La Plata, hubo un 90% de adhesión en escuelas públicas, y no tanto en privadas.
En la EGB 153 de Villa Luzuriaga, La Matanza, el asueto sirvió también para apoyar a la maestra de primer grado de esa escuela que fue agredida. Según contaron autoridades del colegio, la mamá de una alumna fue a buscar a la maestra a su casa, que queda en el mismo barrio, y la golpeó en la cara por una mala nota que le había puesto a la nena.
Otro caso que se conoció ayer y que sucedió la semana pasada fue en Tres Arroyos. La directora de la Escuela 3, Mónica Crivelli, fue atacada por los padres de dos alumnos, que la tomaron del cuello y le dieron golpes de puño. Después, uno de los alumnos le tajeó los neumáticos del auto. La docente ahora está con licencia médica y no concurre al colegio, donde ayer la actividad fue nula por la huelga, al igual que en otros colegios de la ciudad.
“Si esto no se corta, será insostenible”, dijo a Clarín la vocera local de FEB, Mirta Danunzio. Según la gremialista “los casos no se denuncian por miedo a represalias, pero pedimos a los docentes que no se callen más, que el que calla otorga y así la violencia seguirá creciendo” (ver recuadro). En Tres Arroyos, mañana habrá una jornada de oración y reflexión sobre la violencia escolar.
El secretario general de Suteba, Roberto Baradel, pidió “trabajar fuerte con alumnos, padres y docentes para generar acciones que eviten este tipo de situaciones”. En el gremio consideran necesario avanzar en la creación de nuevos equipos de orientación escolar que deben funcionar en cada escuela de la Provincia. “Sólo el 40% de los establecimientos tienen estos equipos” dijeron en el Suteba.
30/09/11
Sociedad/Educación/violencia escolar
Ayer, en medio de la medida de fuerza, se conocieron dos nuevas agresiones. Una maestra denunció que una mamá la golpeó por poner una mala nota. Y una directora fue atacada por los padres de dos alumnos. El paro por la golpiza a un director fue casi total
Por DIEGO GEDDES
La cara machucada de Ricardo Fusco, el director de la escuela de Pergamino que fue agredido por un alumno de 15 años y su mamá, es la imagen más extrema de un hecho que se vive a diario en las aulas argentinas: agresiones verbales y físicas a los maestros. Ayer, día en que se cumplió con alto nivel de adhesión el paro docente en la provincia de Buenos Aires, hubo otras dos denuncias similares: una por parte de la directora de una escuela en Tres Arroyos y otra de una maestra de primer grado en Villa Luzuriaga.
En muchas de las escuelas de provincia, según una recorrida de Clarín , hubo puertas cerradas y carteles de apoyo para el profesor de Pergamino: “Adhesión y solidaridad” fueron las consignas más escuchadas. En la brutal imagen de Fusco se ven reflejados muchos otros docentes. De hecho, según la Unesco, la Argentina es el país con mayor violencia en las aulas de la región.
“Es evidente el repudio de toda la docencia hacia actos de violencia que deben vivir los trabajadores de la educación a diario”, explicó la dirigente gremial Mirta Petrocini, de la Federación de Educadores Bonaerenses, que convocó inicialmente al paro.
Aunque el gobierno bonaerense no hizo una estimación del impacto del paro, el director de Cultura y Educación de la provincia, Mario Oporto, dijo estar “totalmente de acuerdo con el motivo de la medida, pero un día de paro nos parece que es un hecho malo que no soluciona las cosas”.
De acuerdo a datos gremiales, en varios distritos del interior, como Junín, General Belgrano, Salto, General Arenales y también en escuelas de Zárate, Campana y San Miguel, el cese de actividades fue total. Tampoco hubo clases en las aulas de las escuelas del Gran Buenos Aires y en La Plata, hubo un 90% de adhesión en escuelas públicas, y no tanto en privadas.
En la EGB 153 de Villa Luzuriaga, La Matanza, el asueto sirvió también para apoyar a la maestra de primer grado de esa escuela que fue agredida. Según contaron autoridades del colegio, la mamá de una alumna fue a buscar a la maestra a su casa, que queda en el mismo barrio, y la golpeó en la cara por una mala nota que le había puesto a la nena.
Otro caso que se conoció ayer y que sucedió la semana pasada fue en Tres Arroyos. La directora de la Escuela 3, Mónica Crivelli, fue atacada por los padres de dos alumnos, que la tomaron del cuello y le dieron golpes de puño. Después, uno de los alumnos le tajeó los neumáticos del auto. La docente ahora está con licencia médica y no concurre al colegio, donde ayer la actividad fue nula por la huelga, al igual que en otros colegios de la ciudad.
“Si esto no se corta, será insostenible”, dijo a Clarín la vocera local de FEB, Mirta Danunzio. Según la gremialista “los casos no se denuncian por miedo a represalias, pero pedimos a los docentes que no se callen más, que el que calla otorga y así la violencia seguirá creciendo” (ver recuadro). En Tres Arroyos, mañana habrá una jornada de oración y reflexión sobre la violencia escolar.
El secretario general de Suteba, Roberto Baradel, pidió “trabajar fuerte con alumnos, padres y docentes para generar acciones que eviten este tipo de situaciones”. En el gremio consideran necesario avanzar en la creación de nuevos equipos de orientación escolar que deben funcionar en cada escuela de la Provincia. “Sólo el 40% de los establecimientos tienen estos equipos” dijeron en el Suteba.
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