Página 12
Domingo, 17 de junio de 2012
SOCIEDAD › ZAFFARONI HABLO EN EL CONGRESO DE CONFLICTOS EN LAS ESCUELAS
El ministro de la Corte Suprema dio una clase magistral sobre cómo se construye en la comunidad educativa la imagen del delincuente y el marginal joven y violento, reforzada por los medios de comunicación.
El juez de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni presentó el Segundo Congreso Internacional sobre Conflictos y Violencia en las Escuelas. El congreso de este fin de semana en el Teatro San Martín busca profundizar en las prácticas, experiencias y proyectos que permitan bajar los niveles de agresividad y maltrato en la comunidad educativa. “La idea es transmitir a niños y jóvenes lo que son capaces de hacer y construir sin violencia”, expresó Andrea Kaplan, directora general del congreso.
Kaplan explica que la pérdida de roles sociales, la ausencia del adulto como referente de responsabilidad y respeto imprime un desequilibrio social en la adaptación de los niños y adolescentes en la comunidad y en sus espacios de sociabilización. Además, esto acrecienta los niveles de agresividad y conflicto entre docentes, padres y alumnos. “Debemos pensar cuáles son las formas y los elementos que hacen a la violencia social actual y cómo se presenta esta violencia en las escuelas, porque es allí donde se producen los sentidos que grandes y chicos comparten. Los chicos pasan mucho de su día en la escuela y es en las aulas donde manifiestan sus angustias, sus miedos, sus posibilidades e imposibilidades y donde reproducen la violencia que los atraviesa.”
Fernando Osorio, psicólogo, presidente del congreso y especialista en la temática desde hace más de diez años, comentó que “aparece asociada a la escuela la construcción del estereotipo criminal y es allí donde empiezan a desarrollarse teorías acerca de cómo se construyen determinadas conductas en los niños y jóvenes. Muchos padres relacionan el mal comportamiento de sus hijos a algo genético y eso es no hacerse responsables de la conducta de sus chicos”.
El juez Zaffaroni brindó una charla magistral sobre la criminología mediática y la manipulación del miedo. Según expresó, “cada vez que la criminología ha legitimado un poder represivo y genocida, lo ha hecho a través de un reduccionismo biológico. En la medida que atribuimos la conducta a una mera razón biológica, eximimos de cualquier responsabilidad a la sociedad”. El estereotipo se define como aquella idea o imagen aceptada por la mayoría como patrón o modelo de cualidades de conducta. Así, “si bien el estereotipo es externo (uno observa a un sujeto como portador del mismo), también está introyectado. Así, las demandas del rol se van internalizando y en alguna medida cada uno de nosotros somos como los otros nos ven”.
“Esa introyección y esa selectividad no las produce un día el sistema penal, sino que se viene preparando y no cabe ninguna duda de que es en la escuela: el mal alumno, el de-sordenado, el que llevan a la dirección, el acoso escolar consentido, la discriminación que entra por debajo de esto y los prejuicios que se expresan a través de una escuela que es excluyente preparan el estereotipo”, explicó Zaffaroni. A eso se suma la criminología mediática: “Según nos muestran los medios, el estereotipo del delincuente siempre es un joven o adolescente, varón, pobre, sucio y que vive en barrios marginales”.
Por otra parte, el juez habló de una base de violencia y de discriminación que alimenta el estereotipo y prepara la exclusión, que se genera en la escuela: “Imaginemos que un niño rompe a patadas un vidrio en la escuela. La dirección puede llamar al padre del niño para que pague el vidrio, puede mandar al chico al psicólogo para ver qué le pasa, y también puede sentarse a conversar con él para ver si algo le hace mal o lo irrita. Estas son tres formas de modelos no punitivos: reparador, terapéutico y conservador, que pueden aplicarse a la vez porque no se excluyen”.
“En cambio, si el director de la escuela decide que la rotura del vidrio afecta su autoridad y aplica el modelo punitivo expulsando al niño, ninguno de los tres modelos anteriores puede aplicarse. Es claro que el director, al expulsar al niño, refuerza su autoridad vertical sobre la comunidad escolar. Es decir, que el modo punitivo no resuelve conflictos, sino que manifiesta una decisión vertical de poder.”
Informe: Sabrina Améndola.
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