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SOCIEDAD/ EDUCACIÓN/ VIOLENCIA ESCOLAR
POR ROXANA BADALONI - LUCAS CRUZADO
En un colegio un chico pateó a una maestra. En otro, una madre agredió a la directora.
Mendoza. La escuela Mahatma Gandhi de Godoy Cruz. Una madre agredió a la directora. Su hijo está enfermo.
MENDOZA. CORRESPONSAL. CÓRDOBA. CORRESPONSALÍA. - 08/06/12
La violencia escolar es una epidemia que recorre el país. Ayer se dieron a conocer dos casos más de docentes que fueron agredidas. Uno fue en Mendoza y el otro en Córdoba. Empecemos por el primero.
En Godoy Cruz, una madre, que está bajo tratamiento psiquiátrico, ingresó a los gritos a la escuela de su hijo, golpeó y pateó a la directora, acusándola de un accidente que habría tenido el adolescente; pero que las autoridades del colegio niegan.
Ocurrió el miércoles a la tarde, en un secundario público. La directora Amelia González tuvo que ser asistida por el estado de shock que le produjo la situación. “Está bien, recuperándose y se ha tomado dos días de reposo”, contó a Clarín la vicedirectora Ada Ferreri.
La escuela secundaria lleva el nombre del líder pacifista indio Mahatma Gandhi. “El lunes habrá una jornada de reflexión con los alumnos para poner en valor las enseñanzas de Gandhi sobre la no violencia”, dijo la vicedirectora.
Por el caso, tuvo que intervenir la Policía para controlar a la mujer. Desde la Dirección de Escuelas de Mendoza se informó que la madre que agredió a la directora es asistida y medicada por problemas psiquiátricos. Reside a una cuadra de la escuela. Su hijo, que desde hace más de un año ya no concurre a ese colegio, tiene cáncer. La versión familiar indica que el adolescente sufrió un accidente en una clase de gimnasia que lo obligó a soportar varias operaciones en una pierna, que finalmente le fue amputada. Pero la directora de Educación Secundaria de Mendoza, Norma Cabrera, dijo que el menor dejó de ser alumno de la escuela en 2010 y negó que se haya golpeado allí. Confirmó que el adolescente tiene cáncer y que debieron amputarle una pierna.
La directora agredida aún no sabe cuándo regresará a la escuela, porque teme volver a ser golpeada. Funcionarios de la Dirección de Escuelas se han reunido con los médicos del psiquiátrico donde concurre la mujer para evaluar si corresponde su internación. Ayer, hubo clases en la escuela Gandhi.
En Córdoba el caso es similar. A poco más de 48 horas del ataque que sufrió en su propia aula, Marcela Roldán aún no logra reponerse. “Nunca me pasó algo así en los 18 años de docencia que tengo”, le dijo a Clarín la docente de 43 años que trabaja en el anexo del colegio Ipem 200 de La Cumbre, en el valle de Punilla. El martes, y mientras daba clases de Arte Visual, un alumno de 14 años –y en medio de un alboroto generalizado– le pegó una fuerte patada en la columna: a raíz del golpe, la maestra tuvo que ser atendida por médicos, radicó la denuncia policial, y el juez de Cosquín, Gabriel Prémoli, imputó al menor por “lesiones leves”.
“Cuando entré a las 14.45 los chicos estaban sacados, insultándose y golpeándose. Con la mejor voluntad le pedí que se calmaran pero todo continuó”, contó la docente. “Los alumnos se empezaron a tirar cáscaras de naranja, carpetas… ni la preceptora pudo contenerlos”, agregó, compungida.
Unos segundos después, Marcela se puso a escribir en el cuaderno de un alumno; se paró y cuando giró su cuerpo, recibió un fortísimo golpe desde atrás. “No puedo decirte si hubo o no intencionalidad. Si sé que el chico ya me había tirado algunas cosas”.
El impacto en su espalda fue tal que la huella de la zapatilla quedó marcada en su campera. “Los médicos que me atendieron dijeron que la ropa me aisló un poco del golpe”, agregó Roldan. Según el diagnóstico médico, sufrió “traumatismo lumbar cérvico dorsal”.
Ayer, Clarín se comunicó con la directora del establecimiento, Irene Zipilivan, quien –llamativamente– brindó una visión distinta de los hechos: “Fue sin querer, dos alumnos se estaban golpeando y ella quedó al medio”, sintetizó.
Sin embargo y contradiciendo esa versión, Roldán radicó una denuncia y el juez de Control de Cosquín, Gabriel Prémolí, imputo al menor por “lesiones leves”: “Se trata de alguien no punible, así que sólo buscamos esclarecer los hechos y darle una respuesta a la víctima. Y ayudar al joven o a la familia con, por ejemplo, asistencia psicológica”, expresó Prémoli.
Ayer y luego de salir de un control clínicao, la maestra concluyó: “Me siento sola. No sé si continuaré yendo, tengo mucho miedo”.
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