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lunes, 4 de julio de 2011

Francia: sanciones más duras contra la indisciplina escolar

A partir de septiembre

Los alumnos deberán realizar tareas solidarias y podrán ser excluidos temporalmente de clases

La Nación/ Cultura
Domingo 03 de julio de 2011 | Publicado en edición impresa

Luisa Corradini
Corresponsal en Francia

PARIS.- Un viento de firmeza soplará el próximo año lectivo en los colegios secundarios de Francia cuando entre en vigor el nuevo arsenal de medidas disciplinarias adoptado por el Ministerio de Educación. El texto no sólo establece sanciones automáticas en caso de violencia verbal o física, también instaura el principio de "responsabilización" mediante "trabajos de interés común" que hagan reflexionar al alumno sobre su acto.

A partir del próximo año lectivo -que comienza en septiembre-, un alumno sancionado podrá efectuar trabajos de interés general. Ese castigo consistirá en "participar, fuera de las horas de curso, en actividades de solidaridad, culturales o de formación con fines educativos".Si bien los trabajos de interés general existen desde hace tiempo en Francia, el decreto les acuerda un marco legal incorporándolos a los reglamentos internos de todos los establecimientos secundarios del país. Esas tareas podrán realizarse dentro del mismo colegio, en asociaciones, organismos públicos o dependencias del Estado.
El decreto del Ministerio de Educación crea una segunda sanción: la exclusión temporaria de la clase, pero no del establecimiento. Por su parte, las exclusiones temporarias de la institución, consideradas contraproductivas para los alumnos turbulentos, abandónicos e incluso violentos, quedan a partir de ahora limitadas a ocho días en vez de un mes como antes. En la actualidad, 15.000 alumnos son expulsados cada año en Francia. El objetivo es limitar el abandono escolar. La escala de sanciones a partir de septiembre será la siguiente: advertencia, amonestación, medida de responsabilización, exclusión temporaria de la clase, luego del establecimiento, y, por fin, expulsión. Para el ministro de Educación, Luc Chatel, toda sanción debe revestir un carácter educativo. Para ello, las medidas disciplinarias tienen que ser conocidas por todos.Así, un alumno que manche adrede un pupitre podría verse obligado a limpiarlo. Otro que profiera propósitos racistas probablemente deba pasar una tarde en una asociación antirracismo. La sanción, en todo caso, no podrá superar las 20 horas, tendrá "que respetar la dignidad del alumno" y "no exponerlo a un peligro para su salud".
A partir de ahora, toda violencia verbal contra el personal de un establecimiento será pasible de una sanción disciplinaria. Y toda violencia física será objeto de un consejo de disciplina. "Cuando un profesor es agredido, el problema no se limita a ese profesor, sino a toda la institución", analiza Chatel."Para ser eficaz, una sanción debe ser aplicada", señaló. "El problema es que, con frecuencia, ni alumnos ni profesores las conocen con exactitud. Resultado: son mal aplicadas o no tienen relación con la falta cometida", explicó.No obstante, la reforma tiene sus detractores. Para Philippe Tournier, secretario general del Sindicato Nacional de la Educación, las medidas serán inaplicables. "Es imposible ponerlas en práctica en septiembre porque no hay tiempo para cambiar los reglamentos internos", afirma. Tournier se muestra escéptico sobre la financiación de los futuros trabajos de interés general. "Las asociaciones que serán solicitadas no viven de pan y agua. Tarde o temprano se planteará la cuestión de la financiación", afirma.
Las nuevas normas -en particular la exclusión- son aprobadas por numerosas asociaciones de padres, mientras que el sociólogo Eric Debardieux, director del Observatorio Internacional de la Violencia en la Escuela, las consideró "equilibradas".Para los partidos de la oposición, el gobierno penaliza en vez de atacar el problema desde la raíz. "El considerable aumento de la violencia escolar se debe a la falta de personal calificado y el recorte de presupuesto. Castigando a los alumnos cada día un poco más no se resolverá nada", afirma Yves Cochet, diputado de Europe Ecologie.

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