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viernes, 27 de enero de 2012

El acoso escolar o “bullying”

SOCIEDAD MUNDOS ÍNTIMOS/ Clarin.com

POR NICOLÁS PARRILLA

La burla y el sometimiento del que se percibe diferente generan un clima de molestia y hasta de sufrimiento para el chico que se convierte en víctima.


ACOSO. “El bullying en la escuela primaria siempre estuvo”, afirma Alejandro Castro Santander

25/01/12 - 10:31

Tiempo atrás, el acoso escolar entre alumnos de escuelas primarias no pasaba de algunos apodos o cargadas. El gordo, el petiso, el narigón o el cuatro-ojos, todo aquel que escapaba un poco al estándar de “persona normal” establecido por la sociedad era señalado con el dedo. En los últimos años, la figura del bullying empezó a tomar más notoriedad en el ámbito escolar, primero como un fenómeno extranjero, y luego como una temática más cercana, con casos locales de acoso, hostigamiento o asedio entre niños.
El bullying es cualquier forma de maltrato, tanto psicológico, verbal o físico, producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. El agresor cuenta a menudo con el silencio, la indiferencia o la complicidad de otros compañeros, y aunque generalmente los protagonistas de estos casos suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, se puede encontrar en cualquier edad, ya que es un fenómeno habitual en niños de escuelas primarias.
No todo acto agresivo entra en la categoría de bullying, ya que para que se cumpla se tienen que dar una serie de condiciones, como la existencia de una víctima, casi siempre indefensa, que sea objeto de ataques reiterados; una desigualdad de poder entre el “fuerte” y el “débil”; y la repetición, durante un tiempo largo y de forma reiterada del acto.
“El bullying en la escuela primaria siempre estuvo”, afirma el investigador, escritor y docente Alejandro Castro Santander, “lo que sucede es que generalmente hemos tenido a los adolescentes como los indisciplinados y violentos, y a los chicos menores como a los que podíamos dominar o controlar más. Pero algunos estudios muestran cifras muy similares en relación a la violencia en general y al bullying en particular”.
Castro Santander, miembro de la Cátedra UNESCO de Juventud, Educación y Sociedad, afirma que “tal vez la diferencia más significativa sea que a medida que los chicos llegan a la pubertad o a la adolescencia, el fenómeno de la violencia comienza a hacerse menos visible”.
“En los primeros años de primaria hay más violencia física y verbal directa, como golpes o insultos, y en el secundario el hostigamiento es indirecto, como esconder o romper cosas y calumniar o murmurar” diferencia el especialista. “Quizás la forma más sofisticada sea la exclusión del grupo de compañeros, con el consecuente sufrimiento por no pertenecer”.
Uno de los casos más habituales en la escuela primaria es el abuso de parte de chicos mayores. “Yo llevaba plata para comprarme alguna golosina en el buffet, pero siempre me rodeaban los de cuarto año para sacarme lo que compraba, y eso me dio miedo y deje de comprar en la escuela”, relata Alan, de 13 años, alumno de una escuela de la Ciudad de Buenos Aires. Un estudio realizado por el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica Argentina sobre más de 6 mil chicos dio como resultado que aproximadamente el 22 por ciento de los alumnos tenía miedo a alguno de sus compañeros, pero la incidencia entre los 12 y 15 años era de 1 cada 3 alumnos, edades en las que también se observa el mayor fracaso escolar.
Médica pediatra e integrante del Equipo Bullying Cero Argentina, la doctora Flavia Sinigagliesi, denuncia que “a los docentes les falta capacitación y no cuentan con herramientas para solucionar casos de hostigamiento escolar”. El equipo interdisciplinario, formado por el Centro de Investigaciones del Desarrollo Psiconeurológico, (CIDEP), se encontró con trabas a la hora de contar con la ayuda de los colegios cuando quiso realizar un estudio, junto a la Universidad de Flores, entre chicos de sexto y séptimo grado. “Era una encuesta que abarcaba 20 colegios públicos y 20 privados en la Ciudad de Buenos Aires, y se hizo a esa edad, ya que ahí es el pico de la aparición de los casos más graves de bullying”, detalla Sinigagliesi, “pero debido a la falta de acción, principalmente de los organismos públicos de la ciudad, la participación fue mínima”. “El cambio en las instituciones es posible, no necesita grandes inversiones”, se ilusiona Sinigagliesi, “pero lo tiene que generar uno, con acciones del día”.

domingo, 15 de enero de 2012

Imágenes no aptas para menores

Página 12. Sociedad | Sábado, 31 de diciembre de 2011

Ordenan la eliminación de registros fotográficos y fílmicos de chicos

Tras prohibir la instalación de cámaras en escuelas, un juez platense le dio al gobierno bonaerense treinta días de plazo para eliminar los prontuarios fotográficos que suelen ser usados en comisarías para inculpar a menores en delitos.



Por Emilio Ruchansky

El juez Federico Arias dispuso ayer la eliminación de registros fotográficos, fílmicos o datos en órganos administrativos y policiales de la ciudad de La Plata, que permitan “la identificación de una persona menor de 18 años a quien se le atribuya la comisión de actos ilícitos”. En su fallo, el magistrado también prohibió instalar cámaras en escuelas, como ocurrió en un colegio platense en noviembre pasado por iniciativa de la intendencia. “Los books paralelos con fotos de menores existen, son ilegales y encontré un patrón sistemático de uso por parte de la policía, no son casos aislados”, aseguró a Página/12 Julián Axat Della Croce, defensor oficial ante el fuero de la Responsabilidad Juvenil y denunciante en esta causa. En 30 días el Ministerio de Justicia y Seguridad bonaerense debería destruir todos esos registros.
En adelante, según ordena el fallo, la policía platense deberá abstenerse de tomar imágenes de menores de edad sin orden judicial, “como también de llevar registros prontuariales sobre los mismos”. Esta práctica, eliminada durante la gestión de León Arslanian en la provincia, es utilizada por los uniformados para distintos fines: marcar posibles sospechosos para conformar una rueda de reconocimiento, reclutar jóvenes para fines delictivos o amedrentarlos, también para ejercer un control social sobre determinados espacios, como el centro de La Plata, describen fuentes judiciales.
El mismo juez en lo Contencioso Administrativo ya había planteado pautas en 2008 para que la policía “se abstenga” de detener a jóvenes menores de 18 años. “Los comerciantes del centro exigían que sacaran a los chicos que pedían limosna, vendían cosas o supuestamente robaban. Y la policía los perseguía y los fotografiaba. A un mismo chico, por ejemplo, lo detuvieron 25 veces por averiguación de identidad agentes de una misma comisaría”, contó Roberto Cipriano, coordinador del Comité contra la Tortura.
Otra forma usual de la policía para conseguir imágenes es tomarlas en el momento de la aprehensión o durante ruedas de reconocimiento, según explicó Axat, ya que además de incorporar esas fotos al expediente, un procedimiento legal, muchas veces quedan copias en la comisaría. Por este motivo, el fallo difundido ayer establece que tras las ruedas de personas o de fotos, se proceda “a la destrucción inmediata de la imagen una vez finalizado el citado acto procesal e incorporada la misma a la causa judicial respectiva”.
Cipriano comentó que la práctica de los books de menores, pese a su ilegalidad, está muy extendida. “Muchas veces fraguan casos, algo que notamos en la confección de las actas policiales. Suelen decir que se llega a la identificación de un menor por ‘averiguaciones hechas en la comunidad’ o ‘por testigos de identidad reservada’. Incluso las mismas personas que denuncian nos comentan después que les mostraron esos libros y les pidieron que no dijeran nada después”, comentó este especialista. “En algunas comisarías tienen informatizado el registro”, agregó.
Axat señaló que la causa se hizo conocida por el Colegio 22, ubicado en el barrio Altos de San Lorenzo, cuando algunos padres denunciaron que había cámaras en la entrada, dentro del patio, en la sala de recepción y el gimnasio. “El juez hizo lugar a una medida cautelar y sacaron las cámaras, pero mi denuncia englobaba otros temas referidos a la obtención y uso ilegal de imágenes de jóvenes por parte del Estado, violando el artículo 22 de la ley 26.061”, comentó el defensor.
Esta práctica policial interfirió en la investigación del asesinato del ingeniero Barrenechea en 2008 y también en crímenes no tan conocidos, dijo Axat, como un abuso sexual por el que un menor pasó ocho meses privado de la libertad, hasta que una prueba de ADN determinó que era inocente. “Además de ser ilegales, son pruebas de baja calidad”, agregó. El juez Arias resaltó que “no puede desconocerse la íntima vinculación que existe entre el derecho a la intimidad y el derecho a la imagen”. Su fallo podría ser apelado por la cartera que dirige Ricardo Casal.
emilioru@pagina12.com.ar